Alberto Cruz, Financiero apasionado por el arte

CUANDO ALBERTO CRUZ tenía catorce años, su padre le regaló una obra recién terminada por el pintor Alberto Ulloa. Era un óleo sobre caoba centenaria que empezó a tocar y como aún no se había compactado, quedó con las huellas de sus dedos.
Nunca olvida esa anécdota cuando años después conoció al artista, este se divirtió mucho con la “intervención” a su obra y fue el inicio de la gran pasión de su vida: el coleccionismo.